Para la vocalista y multiinstrumentista brasileña Vanessa Moreno, el ritmo es más que un elemento musical, es una forma de ser. Conocida por sus colaboraciones que desafían los géneros y sus actuaciones en vivo llenas de autenticidad, Vanessa aporta un enfoque profundamente corpóreo a la creación musical, moldeado tanto por la danza y la mentoría social como por el estudio tradicional.
En este artículo, exploramos las raíces del arte de Vanessa, su resistencia a los atajos y cómo la presencia, el juego y la fisicalidad informan su sonido en constante evolución.
Todo comenzó con la danza
Mucho antes de tomar la guitarra, Vanessa ya estaba bailando. Fue a través del movimiento que se conectó por primera vez con la música. La danza se convirtió en su punto de entrada al ritmo, la sanación y la expresión artística — una influencia fundamental que aún guía cómo interpreta el sonido hoy en día.
"La danza es un elemento muy importante para mí. Incluso antes de estudiar música, comencé a bailar a los 13 años. La danza fue el primer motorcito, incluso antes de mi interés por el instrumento, que me movió a querer encontrar la música dentro de mí y sanar a través de ella."
Esta conexión entre el movimiento físico y la musicalidad es un tema recurrente en el trabajo de Vanessa. Ella no separa el ritmo del cuerpo; en cambio, honra la danza como un motor que impulsa su fraseo, articulación y elecciones sonoras. Para los músicos, su proceso es un recordatorio de que la fluidez musical puede comenzar mucho más allá de la sala de práctica.
Del rock al axé, siempre se trata del groove
Cuando Vanessa reflexiona sobre la música que le atraía mientras crecía, sus gustos pintan una mezcla inesperada: rock, axé brasileño y tradiciones cargadas de ritmo. Sorprendentemente, no fueron los solos llamativos o las florituras virtuosas lo que la cautivó — fue el pocket percusivo.
"Lo que conectaba estos dos estilos, el rock y el axé, era precisamente el elemento rítmico. Bailar me llevó al movimiento, uniendo toda esa percusividad que escuchaba. Lo que me gustaba del rock no eran los solos de guitarra. Era la combinación de bajo y batería."
Su oído está sintonizado no hacia el espectáculo, sino hacia la sincronicidad. El groove ajustado del bajo y la batería, ya sea en Nirvana o en el Carnaval brasileño, le habla en un lenguaje universal. Se trata menos del género y más del movimiento, y esa visión alimenta sus colaboraciones que trascienden géneros hoy en día.
Cuando el acceso se encuentra con la pasión, todo es posible
El camino de Vanessa hacia la música no fue directo. Surgió a través de programas de acceso público y fue guiada por maestros que reconocieron su potencial, a menudo cuando los recursos eran escasos. Un momento en particular destaca:
"Algo muy importante que sucedió fue con una de mis maestras durante ese período de clases de guitarra. Ella vio que podría tener que dejar de estudiar música por razones económicas y dijo: 'Te he conseguido una audición de guitarra para mañana a las 8:30. ¿La quieres?'"
Ese momento lo cambió todo. Vanessa pronto se unió al Projeto Guri, un programa gratuito de educación musical en São Paulo, donde estudió instrumentos en un contexto orquestal. "Era para estudiar en un proyecto social aquí en São Paulo, llamado Projeto Guri. Este proyecto todavía existe, donde estudias música gratis e instrumentos principalmente en un contexto orquestal."
Su historia es un recordatorio de que el acceso, no solo el talento, puede ser el factor decisivo en la trayectoria de un artista. Su defensa de la mentoría y los programas públicos está arraigada en la experiencia vivida.
Por qué Vanessa no usa un loopstation (y nunca lo hará)
Una pregunta que Vanessa recibe a menudo: ¿Por qué no usas un loopstation?
Después de todo, sus actuaciones superponen armonía, percusión y melodía; un caso de uso perfecto para el looping en vivo. Pero para Vanessa, la elección de mantenerse analógica es deliberada:
"Me han preguntado, 'Vanessa, ¿por qué no usas un loopstation? ¡Imagina si pudieras juntarlo todo y activarlo en vivo!' No quiero. Creo que pierdo la emoción de la presencia. Lo que me emociona es cómo puedo buscar todos estos sonidos, todas estas sonoridades a la vez, con mi cuerpo y mi instrumento, y extraer todo lo que pueda en ese estado de presencia."
Su música vive en el momento, no en la reproducción. Para los artistas que sienten la presión de hacer más con la tecnología, su enfoque es un recordatorio radical de que la presencia sigue siendo la herramienta más poderosa que tenemos.
Menos es más: La magia de tocar en dúo
¿Uno de los puntos dulces creativos de Vanessa? El dúo. Ya sea emparejada con la bajista Fi Maróstica o el pianista Salomão Soares, ella florece en formaciones mínimas que dejan espacio para la improvisación, el silencio y la sorpresa.
"Tengo dos álbumes grabados como dúo con Fi Maróstica, 'Vem Ver' y 'Cores Vivas'. El formato de bajo y voz es realmente genial porque hay mucho silencio, y podemos explorar nuestros instrumentos más allá de lo obvio. Lo mismo con mi dúo con Salomão Soares, piano y voz es una formación que realmente me intriga."
Sin una banda completa detrás de ella, Vanessa se apoya en los matices; dejando que el tono, la respiración y el fraseo tomen el centro del escenario. Es íntimo, experimental y profundamente humano.
De fan a colaboradora: Cerrando el círculo con Angra
En un giro poético, Vanessa recientemente grabó voces para un álbum con la legendaria banda brasileña de heavy metal Angra, un grupo que escuchaba cuando era adolescente. "Recientemente participé en el álbum de Angra, que es una banda de rock brasileña. Esto también me llevó a otros lugares, me hizo recuperar partes de mí misma, de por qué decidí estudiar música en primer lugar."
No fue solo un movimiento profesional interesante, fue un regreso espiritual a sus orígenes musicales.
15 años después: Todavía tocando, todavía aprendiendo
A pesar de sus reconocimientos, Vanessa rechaza el mito del dominio instantáneo.
"He estado tocando seriamente durante 15 años; estudiando y tratando de entender cómo aprendo. Nunca es demasiado tarde para empezar, pero es importante comenzar en algún lugar. Las cosas no simplemente encajan porque suenan fáciles. Para sonar así, necesitamos tiempo, maduración, escucha atenta y presencia."
Su crecimiento está arraigado en la disciplina y el juego; no en el ajetreo.
La música no se trata de lucirse. Se trata de encontrarte
Más que nada, Vanessa ve la interpretación como una forma de conexión, no de exhibición.
"Hay una canción de Carlos Posada que dice: 'No vine aquí para lucirme. Vine aquí para encontrarte.' Encuentro esa frase tan poderosa. Porque al final, la función de alguien en el escenario, al menos para mí, no es lucirse, sino buscar al otro, rescatar algo en nosotros mismos y en el público."
Eso, quizás, es el mejor resumen de su arte: una puerta abierta al oyente. Una invitación a sentir. Un recordatorio de que la música sigue siendo un acto profundamente humano.
¿Quieres saber más?
Mira la entrevista completa con Vanessa en Off the Record solo en el canal de YouTube de Moises.